Problemáticas – Introducción
Alfonso X El Sabio, allá por el siglo XIII, ya dejó bien claro que la costa es un patrimonio de todos y que no se puede edificar en su ribera en perjuicio de su uso comunal.
Hasta época bien reciente, al área de Costa Quebrada estuvo libre de la presión humana, dedicada al uso agrícola y ganadero con escasas edificaciones cercanas a la costa dada la dureza del clima y los temporales. Cuando el poeta José Hierro, a mediados del siglo pasado se hizo en los altos de Portio una caseta que llamaba su “minifundio” las gentes le tomaban por chalado.
La población en esta área siempre ha tenido un crecimiento moderado, incluso con etapas de regresión en algunos períodos.
Es en los últimos diez años cuando se ha experimentado un notable crecimiento, fruto de la apetencia de una vivienda la más cercana a la costa, aunque esa cercanía acabe acogotándola y haciéndola perder su belleza.
Junto con los rasgos antrópicos mencionados en los prados y cultivos, la manipulación humana se vuelve a hacer patente en las actividades de marisqueo y pesca, que si no se realizan respetando los ejemplares mas jóvenes, el futuro de las diferentes especies se ve en claro peligro.
Además existe una creciente presión demográfica, dónde el incremento de población, corre el riesgo de asfixiar los recursos e infraestructuras de la zona.